viernes, 13 de junio de 2008

LA RESPUESTA DE BOLOGNESI (PARTE I)



Para todo hay una primera vez, dice el viejo y popular dicho. Desde que empecé a dirigir teatro con seriedad (no quiero decir que antes no lo haya hecho en serio, sino que ahora pienso de manera profesional) siempre pensé como sería dirigir a militares como actores.
Ese día llegó cuando después de almorzar, recibí una llamada desde el Fuerte Fernando Lores. Era el Mayor Iturrizaga, quien dio conmigo por recomendación de Armando Cuya, profesional de teatro y actual profesor de la Universidad Particular de Iquitos y amigo mío. Acepté a propuesta de ir a entrevistarme con él y conocer de cerca de que se trataba. El Fuerte Lores, así se le conoce en Iquitos, estaba como siempre-recordé mi niñez cuando tenía aproximadamente 10 años, iba en compañía de mis amiguitos de barrio a jugar por sus alrededores- jugábamso la guerrita, envistiendo nuestros cuerpos de la roja greda que por esos alrededores abundaban, coincidíamos con el hueco de las lagartijas que presurosas huían al notar nuestra presencia, pero siempre estaban ahí, a unos pocos metros de distancia los "soldaditos"-así los llamábamos-con su arma al costado haciendo su guardia, nosotros seguíamos jugando siempre a la guerrita, nos escabullíamos entre los matorrales, aveces sentía en mi cuerpo el picazón de la yerbita, pero jugábamos a la guerrita, no usábamso municiones sino greda, greda de color rojo, marrón y ocre. La guerra continuaba, y podía disfrutar de ese hermoso paisaje que en esa zona existe, para mí no había nada incomprable al mirar al otro lado del Itaya, las casitas de tablita con sus techos de irapay, pero entre ellos y nosotros estaban los "soldaditos" del Fuerte Lores. La "guerrita" continuaba, hasta que a lo lejos la inigualble voz de mi madre hacía que me de por vencido. Mamá como siempre rompía los esquemas, para ella no había guerrita que valga mas que su palabra de volver a casa y dejar de seguir jugando con los "muchachos malcriados", bueno mi madre nunca fue tan devota de mis amiguitos del barrio de la Urbanización Bagazàn de aquella época.
Después de intentar sin éxito de convencer a mi madre de que me dejará por unos mínutos más estar en ese campo y librarme de la rutina del baño y de la cena de esa tarde, lanzaba mis municiones de greda y de algun palito encontrado por ahí me hiba a casa con ella.
Esta vez volví por ahí después de muchos años, antes ya había pasado varias veces, pèro sólo eso pasadas. Ahora cerca al campo rojo que lo llamábamos esta "el tacorita" donde la chatarreria es la reina de los emprendedores que allí trabajan.
El Fuerte Lores seguía casi igual, era la primera vez que entraba en el. "Soy el profesor de Teatro Rubèn Manrique y estoy acà a pedido del Mayor Iturrizaga"- "Pasé señor, identifíquese en el control con el oficial de guardia" me contesto el "soldadito" de la puerta.
Ahí estab frente a mis ojos, ese mismo paisaje, el río Itaya nos separaba pero sus aguas amarronadas y claras le seguían dando ese mismo matiz que cuando era niño. La casa al estilo belenino, no eran el gran atarctivo sino, la hilera de ellas ubicadas casi a propósito para convertirse en una gran locación de cine.
El Fuerte Lores tiene una entrada casi extensa hacia abajo y eso hace que todo este paisaje pareciera como la escenografía de una obra teatral o la de una pelicual.
En el patio principal estaban ellos "los soldaditos" pero esta vez eran de otros grados, entre técnicos, subtenientes, tenientes, capitanes y mayores. Pasaban revista y ensayaban la marcha para la "Jura de la bandera" el 7 de junio.
Me sentí ansioso por conocer de cerca de lo que se trataba, en su oficina con su laptop adelnate y al costado un tecnico-así lo llamó él Mayor- "pase profesor" me dijo el Mayor Iturrizaga, una persona muy atenta y segura, a comparación del subteniente que llevaba los papeles


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